Carta de cumpleaños y despedida

Papi, feliz cumpleaños. 

Te espera una gran fiesta por tu llegada al cielo y nosotros acá nos sentimos honrados por tu vida. 

Hace rato no te hacía una carta. Esta vez intentaré escribirte como tu le escribías a mamá cartas de amor y no conformarme con mis antiguas cartas cuando estaba niña y te escribía un gran te amo con dibujitos y colores.

No estaba preparada para despedirme tan pronto de ti. Lo que alguna vez se me hizo un tiempo largo, difícil e insoportable, ahora cabe en la punta de un alfiler. Hoy me lleno de un manantial de memorias maravillosas en el cual sumergir este corazón hecho pedazos para poder sanar y encarar una vida sin ti.

Petunia hizo guardia anoche en tu cuarto. Yo me quedé embelesada en el recuerdo de tu abrazo. Cómo aquella vez cuando nací, que te fuiste a casa para ponerte corbata y regresar a conocerme… Desde ese día y sin saberlo te convertiste en mi amor a primera vista.

Gracias por tanto amor, gracias por tanta dedicación, gracias por tu paciencia, gracias por tu bondad y tu ternura. 

Lograré soportar no sostenerme de tu mano cuando decida compartir mi vida con alguien y camine hacia el altar.  Lograré aceptar no conocer tu versión de abuelito, amando y disfrutando a tus nietos.

Te prometo que lograré ponerme en pie y retomar mi camino.  Te aseguraste de bendecirme antes de ganar tu eternidad y con eso me basta. 

Sigues siendo mi maestro de fe, perseverancia y valentía. Mi gladiador, Te amo. Te veré en mis sueños y mis recuerdos. Feliz, cantando y bailando. Como ese último baile que tuvimos en sueños. 

Mientras llueve y cae una tormenta de truenos en esta madrugada de tu cumpleaños te escribo para lograr dormir, y pasar la primera noche sin ti. Te imagino regio. Bello. 

Gózate, llénate de luz y amor en Dios, se libre.

Me dejaste la hoja de ruta para llegar a Dios y un camino para encontrarte.




Publicar un comentario