Después de tantos tropezones de vida, estoy a la expectativa por iniciar cambios y seguir sanado. Como siempre, es necesario volver al centro para reencontrarme y poder surgir. Una vez más me preparo para sumergirme en el pasado del cual me enorgullezco, pero también del que me escondo y he ignorado hasta olvidar.
Me enfrento a un listado de temas inconclusos con una presencia muy grande de miedo e incertidumbre. Debí recurrir a la memoria de mi madre para enterarme que me escondía del bus del colegio donde sufrí feos episodios de bullying, (como muchos de mi generación) y maltrato por parte de una profe en particular. Desde el inicio de mi acrofobia, mi autoestima, mis grandes logros, caídas en mi adolescencia, los conflictos pero sobretodo la hermosa e imperfecta pero grandiosa familia que tengo.
Este nuevo comienzo lo hago bien acompañada de una super coach. Mi camino no esta muy claro pero aquí vamos. He entendido que mi cerebro, ante un proceso difícil, aprendió ha auto-sedarse desde mi niñez para evitarme dolor, vergüenza. Entendí que mi cerebro ignora las señales de alarma y actúa tarde a consciencia, por miedo o porque no reacciono sino ante un evento muy grande.
No es la primera vez que tomo el bote salvavidas cuando ya tengo el nivel del agua en el cuello. ¿Por qué dejaría que estropearan mi autoestima? ¿Por qué dejaría que mis valores se vieran en jaque? ¿Por qué permitiría que mis límites fueran traspasados una y otra vez y otra más...
No lo sé. Estoy por descubrirlo.
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