Te persigo

Hoy confieso que tener la cordura para leer la carta de cumpleaños y despedida para mi padre el día de su funeral, fue una fuerza extra que le pedí a Dios. 18 días después, cargar a mi perrita muerta y llevarla al bosque del lado para enterrarla, fue una fuerza extra que le pedí a Dios.

De pronto familia y amigos nos agradecen la entrega y la dedicación que mi madre y yo tuvimos para cuidar a mi padre hasta el final. La verdad es que no sé de dónde vino tanta fortaleza. Hoy entiendo que en un tenue recuerdo pedimos ayuda a Dios y nos llegó.

Hace 4 años empezamos a caminar ciegos un sendero donde sin saberlo nos tocó perder de poquitos a un papá excepcional. Tuve la oportunidad de quedarme. De intentar retribuir, y darme sin saber todo lo que yo viviría. Presencie la lucha y voluntad de un hombre que no se dejó caer ante su inevitable ocaso por una enfermedad que paraliza por completo. Soy testigo del amor incondicional entre dos, que sosteniendo un último beso, en sus miradas renovaban su unión ahora con un “para siempre”. Y si les digo que ese amor aún es tangible, ¿me creen?

Vengo de un abuelo que en su lecho de muerte hace 8 meses atrás, sacó alientos para escribir diciendo que deseaba tomar y ser jugo de la viña del Señor. Mi tía Tita, después de un nuevo resultado desfavorable contra su cáncer decide llenarse de luz para resurgir y continuar viviendo lo que Dios le permita. Una vez más dándonos coraje y cátedra para continuar.

Si mi familia es valiente hasta poniendo el pecho al cañón porqué yo voy a desfallecer. Si no hay otra explicación que misericordia para todas las muertes que han sucedido en mi familia, ¿porqué no creer que esa misericordia sigue encendida esta vez por la salud de mi tía?

Tanta gente me escribe… conocidos, amigos y familia con quien no hablaba hace años me estiran la mano sin importar tiempo ni distancia para enviarme en un mensaje un nuevo respiro. ¿Cómo atienden tu llamado? Cómo puedo cerrar los ojos y verlo feliz, lleno de luz, sentir su abrazo, tu abrazo.

… Tengo todo. En tus brazos cada miedo y temor se apaga. Tú me enseñas a confiar cuando mi fe desmaya. Tu amor inagotable es. Tu bondad me persigue. Te persigo.









Publicar un comentario